sábado, 16 de febrero de 2013

Ser profesor y el modelo de selección y formación

¿Quién puede ser profesor?
Ante esta pregunta, todo el mundo responde inmediatamente que sí, ya que según la sociedad todos podemos exponer y dar un discurso sobre un tema determinado. Sin embargo, sería mejor preguntar “¿Todo el mundo debe ser profesor?”. A esta pregunta se respondería que “no”, ya que no todo el mundo vale para enseñar bien y crear un clima, un ambiente lúdico y motivador donde el alumno este interesado por la asignatura.

Los alumnos que estudian un grado (carrera) durante largos años y no encuentran la salida profesional que esperaban, realizan un máster de un año para ser profesores de secundaria. Pero ¿Un curso les hace docentes competentes para llevar una clase?, es evidente que “no”. Un profesor de infantil y primaria se preparará durante cuatro años para saber cómo llevar una clase e integrar a los alumnos con todas sus diferencias (personas con discapacidad o con algún tipo de dificultad).

Ser profesor no es asistir a un aula y dar un discurso, sino implicarse con los alumnos, prever las dificultades de los alumnos, saber integrar el conocimiento del contenido y el didáctico es uno sólo conocimiento… Todo esto no se consigue con un curso de un año, el cual realizas por obligación, para poder conseguir un trabajo. Esta profesión debe estar compuesta por una parte de vocación.




El modelo de selección y formación del docente de INED21 
En mi opinión es un proceso eficaz para obtener a los mejores profesionales de la docencia y comenzar a aumentar la calidad en educación.

Ni el título del CAP (anterior),  ni el máster (actual) preparan a profesores entregados a la educación, sólo a personas que obtienen un certificado, el cual les permite dar clase. En educación no debería entrar cualquier persona, sino los mejores de cada carrera con vocación hacia la enseñanza.

Este proceso permite ir filtrando a los mejores profesionales e impartir unos conocimientos teóricos y prácticos que les den las estrategias suficientes para enfrentarse a un aula y saber cómo ayudar al alumno a aprender mejor. Además, la formación práctica es un proceso de años y medio, en el que la persona se tiene que implicar con los alumnos y producir un feefback continuo con el tutor de sus prácticas

En mi opinión, no sólo debería evaluarse este año y medio, sino más tarde durante los años posteriores a esta formación, por ejemplo cada 3 o 4 años. De esta forma, se podría conseguir que estuvieran continuamente en formación permanente (reciclándose).

Este tipo de evaluaciones se deberían aplicar a todo el sistema educativo, para que nadie se quede estancado en el pasado y siga retroalimentándose durante los años de docencia.





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